Intel solo fabricará CPU y GPU que le otorguen al menos un 50% de margen bruto, ¿adiós a las tarjetas gráficas Arc o subida de precios?

Durante su intervención en la conferencia tecnológica de Bank of America 2025, Intel dejó claro que su nuevo rumbo financiero está marcado por una política inflexible: cualquier nuevo producto, ya sea CPU o GPU, deberá justificar desde su concepción un margen bruto superior al 50%. De lo contrario, no se aprueba, no se fabrica y, lo más importante, no recibe recursos ni ingenieros asignados. ¿Hay series y gamas de productos en peligro o una subida de precios inminente?

Michelle Johnston Holthaus, responsable de producto, fue directa: Intel está reestructurando sus procesos internos para evitar repetir errores del pasado. Esto va a significar cambios importantes, porque lo que buscan no es fácil ni mucho menos barato.

Intel no fabricará ningún producto, sea CPU o GPU, que no tenga un margen bruto de al menos el 50%

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Es una estrategia muy a lo TSMC, donde los márgenes rondan ese valor. En palabras de la ejecutiva, “ya no se destinarán recursos a productos que no cumplan esa rentabilidad mínima exigida”.

Esto incluye validar la viabilidad económica antes de asignar personal técnico, reducir los costes asociados al desarrollo (como iteraciones múltiples del silicio) y aplicar un control más estricto en la planificación del ciclo de vida del producto.

Esta disciplina no es opcional. Intel busca maximizar la rentabilidad tras años de presión competitiva y márgenes deteriorados. Y el mensaje es claro: si un producto para portátil o sobremesa no puede aportar ese margen mínimo, sea por su coste de fabricación, su posicionamiento en el mercado o la previsión de ventas a precio competitivo, directamente se descarta o se replantea desde cero.

Desde que Intel cambió de CEO, los movimientos se suceden realmente rápido

Intel-CEO-Lip-Bu-Tan

La llegada de Lip Bu Tan como CEO ha reforzado este enfoque. Su objetivo es alinear toda la estructura operativa con las mejores prácticas del sector, reducir gasto en CapEx y OpEx, y evitar productos que lastren la rentabilidad del portafolio. “Estamos imponiendo una nueva disciplina. Si el producto no cumple ese umbral, no se lanza”, insistió Holthaus.

Esto también explica la apuesta por una fabricación mixta, aprovechando tanto sus propias fundiciones como las de terceros como TSMC o Samsung. La elección de nodo y fábrica ya no se basa en orgullo interno, sino en coste, volumen y rendimiento. Así, si fabricar una GPU en una fundición externa ayuda a cumplir el margen bruto exigido, Intel no dudará en hacerlo, léase la serie Arc al completo.

En definitiva, Intel ha cambiado el chip: el volumen o la cuota de mercado ya no son suficientes. Cada producto debe demostrar que puede contribuir de forma rentable al negocio. Para los consumidores, esto podría suponer una oferta más limitada de procesadores en los rangos medios o de entrada, pero también una mayor eficiencia en el desarrollo y una estrategia de lanzamientos más selectiva. Porque en la nueva Intel, cada producto que no supera el 50% de margen bruto... simplemente no ve la luz.

La pregunta está en el aire: ¿cancelarán productos como las GPU Arc o elevarán los precios para llegar a ese margen bruto del 50%? El problema de Intel sigue siendo el ratio eficiencia-rendimiento-coste, porque Intel puede pedir la luna a cada producto que lance, que si está por detrás en performance y consumo... Claudicará antes o después.