China ya no necesita autorización de licencias extranjeras en CPU: estas serán sus tres rutas de desarrollo para competir con EE.UU. y Europa
China informa de que ya no necesita permisos ni licencias extranjeras para competir en la liga de los grandes fabricantes de CPU. Tras más de 20 años de evolución, investigación y perseverancia, el país ha logrado romper las ataduras tecnológicas y presentar chips totalmente desarrollados dentro de sus fronteras, con arquitectura propia y músculo suficiente para medirse cara a cara con gigantes como Intel. El ejemplo más reciente lo tenemos en la serie Loongson 3C6000, que marca un antes y un después en la historia de la informática china. Por ello, su estrategia se centrará en tres rutas de diseño bastante concretas, con una cuarta, que será la definitiva.
Este hito no se entiende sin echar un vistazo al camino recorrido, porque el desarrollo de procesadores en China ha seguido tres rutas muy distintas para sortear las restricciones tecnológicas impuestas desde fuera.
China ya tiene sus tres rutas bien definidas en CPU, y dos de ellas pasan por licencias permantentes de occidente
La primera ruta fue probablemente la más ambiciosa: desarrollar una arquitectura propia tomando como base una ya existente. Es el caso de Loongson y Shenwei, que partieron de MIPS y Alpha, respectivamente, y poco a poco fueron moldeando sus propios conjuntos de instrucciones.
Loongson dio el salto con LoongArch, una arquitectura ISA 100% nacional que se ha convertido en la piedra angular de sus últimos lanzamientos. Shenwei, por su parte, hizo lo mismo con su arquitectura SW-64. Este camino requiere años de trabajo y control total del diseño, pero ofrece lo que ahora se ha conseguido: independencia completa.
La segunda vía fue aprovechar licencias x86 obtenidas de forma legal y permanente. Hygon accedió a la tecnología de AMD mediante un acuerdo conjunto, y Zhaoxin hizo lo propio con una licencia de VIA. Esta ruta ofrecía compatibilidad directa con el ecosistema global, pero siempre bajo las condiciones de los propietarios originales. Es decir, libertad parcial.
La tercera alternativa ha sido usar la arquitectura ARM, también bajo licencias permanentes. Huawei y Feiteng han recorrido este camino utilizando ARMv8 para desarrollar chips eficientes para servidores y dispositivos móviles. Aunque permite un desarrollo más ágil, sigue dependiendo de la continuidad de esa licencia, como quedó claro tras las restricciones impuestas a Huawei en los últimos años.
Las tres rutas terminarán en una unificación hacia la independencia total con arquitecturas propias
Ya con licencias permanentes en CPU, China terminará pasando de este triángulo a una única punta de flecha final con "curvas", lo que ellos denominan como el cuarto camino. En este contexto, el anuncio de la CPU Loongson 3C6000 es un punto y aparte. Este procesador no solo usa la arquitectura LoongArch, sino que ofrece cifras de rendimiento muy competitivas.
En sus variantes más potentes, como la 3C6000/Q con 64 núcleos y 128 hilos, supera al Intel Xeon Platinum 8380 en pruebas como SPEC CPU 2017, como ya vimos hace tiempo. Además, la versión 3C6000/D de 32 núcleos iguala el rendimiento de un Xeon Gold 6338, y la versión básica de 16 núcleos está al nivel del Xeon Silver 4314. Todo esto sin recurrir a tecnologías ni licencias extranjeras.
La compañía también presentó nuevos chips como los 2K3000 y 3B6000M, orientados a control industrial y dispositivos móviles, lo que demuestra que su ecosistema va más allá del centro de datos. Loongson no solo tiene silicio propio, también ha desarrollado un entorno de software compatible con Linux y aplicaciones reales en funcionamiento, como en el sistema de entradas del Gran Teatro Nacional de China.
Después de explorar tres rutas durante más de dos décadas, China ya no necesita escoger entre ellas. Con LoongArch, ha abierto un cuarto camino: uno completamente independiente, diseñado y fabricado con tecnología propia. Un camino que ya no depende de licencias, autorizaciones ni cadenas de suministro externas, que es lo que llevan buscando décadas. ¿Ha hecho bien occidente dando licencias de CPU a un gran rival como China?
Dan a entender de que no nos importa, porque creemos que tenemos mejores arquitecturas y que el paraguas de ASML nos dará la ventaja en nodos litográficos. Sea como fuere, China solo quiere estas licencias para apoyarse en su carrera tecnológica, porque está claro que quieren seguir el camino independiente, propio y legítimo sin x86 o Arm como tal, sin olvidar los pasos que han dado hacia RISC-V.