China inyectará 50.000 millones para el desarrollo de chips mientras EE.UU. aprovecha su ventaja para impulsar la IA
El panorama tecnológico sigue su curso y las dos grandes potencias internacionales ponen en el tablero nuevas fichas para más tarde asestar un golpe al rival. Mientras China reajusta su estrategia para dejar de depender de otros en la carrera por los chips, EE.UU. está encendiendo el turbo con la Inteligencia Artificial como excusa para ampliar su dominio energético y tecnológico. La batalla va más allá del silicio: es una lucha por quién liderará la próxima década en tecnología, donde los chips y la IA son el escenario a tratar en China y EE.UU.
Desde hace años, el pulso entre las dos grandes potencias no solo se libra en los despachos, sino en sus empresas tecnológicas. Ahora se pelea a nivel microscópico, donde cada chip cuenta, con el objetivo de mejorar el rendimiento del hardware para poder hacer lo mismo con el desarrollo de la IA, y aquí, Trump tiene ventaja, pero China acelera para reducirla.
China redobla su apuesta en chips: 50.000 millones para el área más crítica tras las últimas restricciones de EE.UU., donde Trump acelera en IA
El llamado Big Fund III, el fondo estatal chino enfocado en impulsar su industria de semiconductores, ha decidido replantear su hoja de ruta. Antes el plan era generalista, centrado en apoyar el ecosistema de fabricación de chips. Ahora, el foco es mucho más quirúrgico: litografía y software de diseño EDA, justo los dos talones de Aquiles donde más daño han hecho las sanciones estadounidenses.
Las restricciones impuestas por EE.UU. han hecho que gigantes como ASML, Applied Materials o Synopsys no puedan vender sus herramientas más avanzadas a China sin permisos especiales. Resultado: las empresas chinas, que ya se las apañan bastante bien con equipos de grabado y deposición, están décadas por detrás en litografía. Y sin acceso a software EDA competitivo, diseñar chips de última generación se vuelve una pesadilla por mucho que Huawei y sus socios digan que no están tan lejos.
Así que el Big Fund ha decidido dejar de repartir el dinero a discreción y centrarse en donde más duele. Bloomberg apunta a que empresas como SMEE (herramientas de litografía) y Empyrean (EDA) recibirán buena parte del impulso económico. Incluso se habla de Huawei intentando desarrollar sus propias soluciones de litografía, aunque se cree que no dependerá directamente del fondo.
Además, se busca concentrar fuerzas: fusiones, adquisiciones o cualquier jugada que permita formar compañías más grandes y fuertes. Eso sí, el presupuesto aún no está completo. El objetivo es más de 47.000 millones de dólares, pero todavía están recaudando. Las autoridades se han vuelto más selectivas tras experiencias pasadas con poco retorno, aunque se espera que sea algo temporal.
Trump busca paliar los problemas que están relacionados con el avance de la IA
Mientras tanto, al otro lado del Pacífico, Trump prepara un combo de medidas ejecutivas para acelerar el crecimiento de la Inteligencia Artificial, con un enfoque bastante claro: más electricidad, más centros de datos, menos trabas. Todo, con la idea de ganar la carrera contra China y convertir a EE.UU. en el núcleo global de la IA.
El entrenamiento de modelos de IA requiere cantidades colosales de energía, y eso ya está tensando las redes eléctricas del país. Según Grid Strategies, entre 2024 y 2029 la demanda eléctrica crecerá cinco veces más rápido de lo previsto. Y Deloitte estima que el consumo energético de los centros de datos de IA podría multiplicarse por 30 de aquí a 2035.
¿La solución? Agilizar permisos, ofrecer terrenos federales (incluso del Departamento de Defensa) para construir centros de datos, priorizar proyectos energéticos maduros para su conexión a la red y crear un permiso único nacional bajo la Ley de Agua Limpia para evitar los retrasos estatales.
Trump quiere que este plan tenga visibilidad: ha ordenado un informe oficial que se presentará el 23 de julio, posiblemente nombrado “Día de Acción contra la IA”, y dará un discurso el 15 de julio en Pensilvania. Todo dentro del marco de su “Proyecto Stargate”, con el que espera generar más de 100.000 empleos y eliminar barreras a nuevas plantas nucleares, de gas y extracción de recursos críticos.
La batalla por los chips se ha convertido en algo mucho más grande: ahora también es una guerra por la energía y por el control del futuro digital. China intenta cerrar la brecha sin perder comba en la IA, Trump intenta acelerar a esta sabiendo que tiene ventaja en los chips. ¿Quién va ganando? No lo sabemos a ciencia cierta en cómputo general, pero parece que la lucha seguirá por años.