TSMC advierte por escrito a Trump por los aranceles a los chips llegados de Taiwán: «La inversión en Arizona podría ralentizarse, modificarse o replantearse»
Lo que parecía un acuerdo totalmente cerrado entre dos partes y países se está volviendo a complicar. Y es que Taiwán no puede descansar su confianza en un socio como EE.UU., que le sigue apretando con su negocio más importante: los chips. Y es que la filial estadounidense de TSMC, TSMC Arizona, ha respondido oficialmente a la investigación del Departamento de Comercio sobre la seguridad nacional vinculada a la importación de semiconductores y equipos de fabricación. La compañía ha solicitado que no se impongan medidas que puedan afectar sus ambiciosos planes de expansión en suelo estadounidense, cuya inversión prevista asciende a 165.000 millones de dólares. Es decir, TSMC le pide formalmente a Trump que retire los aranceles a los chips de Taiwán.
La tensión vuelve a estar en todo lo alto. En una carta a La Casa Blanca, TSMC Arizona ha hecho lo propio: meter presión a Trump, porque desde Taiwán ven peligrar su negocio con los americanos, y eso significa que, de materializarse los aranceles, los taiwaneses tendrían que reaccionar en un momento donde todavía tienen margen de maniobra con las obras de las FAB en ese estado, su única carta disponible.
Trump lanzó una investigación por la importación de semiconductores, e incluyó a TSMC Taiwán
El juego se juega desde Arizona, el objetivo es la isla, donde la carta contiene una serie de peticiones principales que, lógicamente, suenan a advertencia muy seria. Sin ir más lejos, ante la investigación, TSMC dice lo siguiente:
“Las importaciones críticas para la construcción y operación de fábricas avanzadas deben verse como un refuerzo a la seguridad nacional, no como una amenaza. Por eso, las medidas que generen incertidumbre podrían poner en peligro la viabilidad comercial del proyecto en Arizona y retrasar su ejecución.”
TSMC pide explícitamente que no se impongan restricciones ni aranceles a materiales críticos para la construcción y operación de sus fábricas, argumentando que muchos de estos insumos no están disponibles en EE.UU., ni en calidad ni en cantidad. Y es que el éxito y el ritmo de su proyecto en Arizona dependen directamente de mantener el acceso libre de aranceles a esos recursos. Es decir, si cambian las reglas, la viabilidad y el calendario del proyecto podrían verse comprometidos.
Medidas pro-crecimiento y no restrictivas: no retirar los aranceles a los chips de Taiwán... no es una opción
La formalidad empleada solo refleja la tensión de la que hablábamos arriba, porque como sabemos, Taiwán no va a sacar los nodos punteros de la isla, ya que se producirán primero en las FAB del país, y más tarde, se hará lo propio en cuanto a producción en Arizona. Por eso Trump sigue presionando, y TSMC sigue respondiendo:
“Solicitamos medidas pro-crecimiento y no restrictivas, como la extensión del crédito fiscal y la aceleración de permisos para nuevas instalaciones. Imponer aranceles a productos terminados con chips reduciría la demanda y afectaría negativamente la inversión planificada.”
Una advertencia clara que encierra un mensaje cristalino: o nos eximes de los aranceles para todo el país, o la inversión de 165.000 millones y los más de 200.000 millones que vamos a crear de impacto económico directo en la próxima década en EE.UU. salen por la puerta para no volver.
Si a esto le asumimos el impacto indirecto y no contabilizado económicamente, como el trabajo en conjunto con instituciones como ASU, MIT, Stanford y otras, ¿quién va a ceder antes? ¿Quitará Trump los aranceles a los chips en TSMC Taiwán y el resto de empresas de la isla?