La evolución de la Inteligencia Artificial ya no está sujeta a las leyes tradicionales del silicio. Así lo dejó claro Jensen Huang, CEO de NVIDIA, durante el cierre del COMPUTEX 2025 en Taipéi, donde aseguró que la Ley de Moore ha llegado a su fin. En su lugar, el avance imparable de la IA está encontrando nuevos caminos para multiplicar su potencia y acelerar su desarrollo más allá de cualquier previsión. ¿Es la era de la Ley de Huang y la IA?
Acompañado por Liu Yangwei, presidente de Foxconn, quien le dio paso como invitado sorpresa, Huang reflexionó sobre los desafíos actuales de la industria de los semiconductores alrededor del planeta. Si bien el crecimiento en densidad y rendimiento se está estancando por límites físicos y energéticos, NVIDIA ha optado por una aproximación mucho más ambiciosa: reinventar por completo la infraestructura tecnológica que da soporte a la IA, como no.
En lugar de centrarse exclusivamente en el diseño de chips más pequeños y rápidos, NVIDIA ha tomado una ruta diferente que combina hardware, software y diseño de sistemas. Uno de los pilares fundamentales es el packaging 3D, comenzando con TSMC SoW, mejorando la eficiencia sin depender del tradicional escalado litográfico, que como sabemos, va con retraso, cada vez se decelera más. Por ello, Huang da por finalizada la Ley de Moore y expone su visión para el futuro diciendo:
“En el futuro, sólo el cielo puede limitar la velocidad de desarrollo de la industria de la IA.”
A esto se suma NVLINK, su tecnología de interconexión de alta velocidad, que permite que diferentes componentes funcionen como un único y enorme chip, base para interconectar sus GPU de IA. La idea es clara: eliminar cuellos de botella y permitir que la información fluya sin interrupciones dentro del sistema, como si fuera un solo organismo computacional.
Huang fue claro y tajante cuando le preguntaron por si el nuevo enfoque de NVIDIA con el hardware y el software sería suficiente para el futuro de los chips. La respuesta fue tajante:
“La Ley de Moore ha terminado.”
Esta afirmación no se basa solo en filosofía barata, sino en los límites reales que enfrentan los fabricantes: procesadores que ya no escalan al ritmo esperado, costes que se disparan y un consumo energético que amenaza con frenar el progreso y rendimiento de los sistemas. Huang subraya que, ante este panorama, la única salida es una reinvención total del ecosistema: chips, centros de datos, sistemas operativos y hasta modelos de IA deben rediseñarse desde cero.
Esa transformación no es solo un cambio de logotipo. NVIDIA ha pasado de operar en un mercado de 300 millones de dólares a convertirse en un jugador clave en una industria de billones, posicionándose como una fuerza central en la planificación y construcción de la próxima generación de centros de datos.
El mensaje está claro: quien quiera seguir el ritmo de la IA, tendrá que abandonar las viejas reglas del juego, porque precisamente el juego ha cambiado. Lo reflejan sus resultados financieros trimestre tras trimestre y como no, su enfoque. ¿Se encargará en poco tiempo la IA de diseñar las GPU de IA y gaming, centrándose los ingenieros simplemente en infraestructura y conexiones neuronales y fotónicas?. Sea como fuere, el futuro es totalmente disruptivo y avanza a una velocidad que no es para todo el mundo.
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