Swen Vincke entrega el GOTY 2024 y pone en su sitio a la industria de los videojuegos: «No trataron a sus jugadores como usuarios a los que explotar»

Puede que si estás leyendo esto seas todavía joven, puede que pienses que la industria de los videojuegos está en su máximo apogeo, que nada existía antes que lo que hay ahora y que es el culmen. Pero la realidad es que esta industria está prostituida, en casi su totalidad, por la fama y el dinero, dejando la diversión, la jugabilidad, las historias y la comunidad como algo de segunda. Por suerte, hay estudios y juegos que no son así, y los jugadores suelen recompensarlos. En The Games Awards 2024, Swen Vincke, CEO de Larian Studios, tuvo que entregar el premio más importante que se le otorga a esta industria de los videojuegos, y su discurso, contundente, puede que pase a la historia.

Y no solo del evento, sino de, precisamente, la industria. Todo es dinero, todo es fama, reconocimiento, engrosamiento del ego y la satisfacción personal de un grupo de personas que no pretenden seguir las pautas básica de cualquier videojuego: tiene que divertir y provocar emociones, tiene que estar bien hecho, y tiene que ser asequible para todos.

Swen Vincke clama contra la industria de los videojuegos en un discurso para enmarcar

Y se quedó corto, porque seguramente tenía mucho más que decir. Al subir al escenario para entregar el GOTY 2024, Swen Vincke usó sus minutos para realizar una llamada a la cordura con un mensaje potente:

"El oráculo me dijo que el Game of the Year 2025 lo creará un estudio que haya encontrado la fórmula para triunfar aquí, en el escenario. Es estúpidamente simple, pero de alguna manera sigue perdiéndose. Un estudio crea un juego porque quiere crear un juego que ellos mismos quieren jugar. Lo creó porque no se había creado antes. No lo creó para aumentar la cuota de mercado. No lo creó para servir a la marca. No tuvo que cumplir objetivos de ventas arbitrarios ni temer que lo despidieran si no cumplía esos objetivos.

Además, los responsables les prohibieron atiborrar el juego de cualquier cosa cuyo único propósito fuera aumentar los ingresos y que no sirviera al diseño del juego. No trataron a sus desarrolladores como números en una hoja de cálculo. No trataron a sus jugadores como usuarios a los que explotar. Y no tomaron decisiones que sabían que eran miopes en función de una bonificación o una política. Sabían que si priorizas el juego y el equipo, los ingresos vendrán por añadidura.

Estaban impulsados ​​por el idealismo y querían que los jugadores se divirtieran, y se dieron cuenta de que si los desarrolladores no se divierten, nadie se divertirá. Entendieron el valor del respeto, que si trataban bien a sus desarrolladores y jugadores, los mismos desarrolladores y jugadores los perdonarían cuando las cosas no salieran como habían planeado. Pero, sobre todo, se preocupaban por sus juegos, porque aman los juegos. Es realmente así de simple".

La codicia corporativa, desarrolladores explotados, juegos sin alma

Swen-Vincke

No es, ni seguro será, la primera vez que Swen Vincke atiza a la industria de los videojuegos, y parece que es darle un micrófono y un escenario donde haya mucho público y lanzar su opinión más directa. En otras ocasiones el CEO y principal impulsor de Baldur's Gate III criticó a estos tildándolos de codiciosos, y de que pase lo que pase, error tras error, la industria sigue topándose una y otra vez con los mismos problemas, no se aprende, solo importa el siguiente trimestre fiscal, la contabilidad, la economía.

Nadie negará que esto es importante, pero antes, en los ochenta y finales de los 90, había más libertad, más creatividad, más pasión, menos dinero, y los números eran igualmente importantes, pero la filosofía de trabajo y respeto era mucho mejor.

Películas como Ready Player One van muy de la mano de las declaraciones de Vincke, que reivindica ese espíritu, el cual no debería perderse en una industria como es la de los videojuegos que es pura fantasía llegada de la mente de personas brillantes que cada vez están más encajonadas por los parámetros que les fijan y con una presión cada vez mayor.

El discurso cambiará entre poco y nada, pero quizás haya servido para que algunos, al menos, reflexionen sobre cómo se está desarrollando esta industria de los videojuegos, y precisamente, si alguien lo sabe, es Swen Vincke.