Europa y el «nacionalismo industrial en los chips»: costes desmesurados, temen quedarse aislados y tener que enfrentar aranceles
Ha sido llegar Trump al poder y Europa comenzar con los lloros variados. Esto se refleja también en la industria de los chips y semiconductores, donde los líderes de las tres principales empresas fabricantes en Europa expresaron recientemente su preocupación sobre las presiones crecientes que ejercen los gobiernos de Estados Unidos, China y la propia Europa para que cada región tenga una producción de chips independiente. Por ello, desde Europa, desde nuestro continente, ya se habla de un nuevo término: "nacionalismo industrial en los chips".
Según los directores ejecutivos de Infineon (Alemania), STMicroelectronics (Francia-Italia) y NXP Semiconductors (Países Bajos), esta nueva tendencia definida como nacionalista está generando incertidumbre y dificultando la gestión empresarial. ¿Cómo la está dificultando en concreto? Es la mejor parte, la que todo el que esté informado dirá eso de "no se veía venir", con un gran tono sarcástico en su cabeza.
Europa tilda las nuevas políticas económicas con los semiconductores como "nacionalismo industrial de los chips"
En una intervención conjunta poco común, estos directores expresaron sus puntos de vista en una conferencia en Múnich, poco después de la reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, curiosamente. Jochen Hanebeck, CEO de Infineon, explicó que esta "fragmentación" en la industria de los semiconductores está empezando a notarse en el suministro de componentes y advirtió que la situación podría empeorar si los gobiernos deciden implementar aranceles adicionales.
Según Hanebeck, esta tendencia afecta directamente a empresas como las suyas, que suministran chips para vehículos, control de energía e industria, sectores que mantienen una alta demanda en China, especialmente debido al auge de los vehículos eléctricos.
Jean-Marc Chery, director general de STMicroelectronics, también subrayó los costos elevados asociados con la reestructuración de la cadena de suministro para que sea completamente independiente en cada continente. Afirmó que la necesidad de producir "chips para China en China y para Occidente en Occidente" resulta costosa, tanto en términos de materiales como de inversión en ingeniería, lo cual implica una carga económica significativa para las empresas.
"Ningún país puede dominar de manera autónoma la industria"
En una nota irónica, Chery, como si no fuese con él, expresó con sarcasmo sus "felicitaciones al nuevo presidente de Estados Unidos", aludiendo a que esta política de nacionalismo industrial trae consigo complejidades y retos significativos. En otras palabras, criticó que Trump vaya a implementar aranceles a todo lo que no se fabrique en EE.UU.
Por su parte, Kurt Sievers, CEO de NXP, enfatizó que ningún país puede dominar de manera autónoma la industria de los semiconductores sin dependencia de otras regiones. Agregó que, si se intentara una autosuficiencia total, el costo sería tan elevado que los productos basados en chips se volverían inasequibles para los consumidores.
Sievers concluyó expresando su optimismo en que, a medida que pase el tiempo, los gobiernos se darán cuenta de las limitaciones y altos costos que implica esta política de autosuficiencia. La preocupación común entre estos directivos es que las políticas nacionalistas en el ya llamado en Europa “nacionalismo industrial de los chips” no solo encarecen los costos de producción, sino que también obstaculizan el crecimiento y la innovación en el sector de los semiconductores, un área clave para el desarrollo tecnológico global.
Lo que no parecen entender es que esto es un juego político para aislar a China en un sector clave para el mundo, aprovechando de paso la IA para intentar sacar ventaja en productividad, que es precisamente donde más necesita occidente empujar.