Ex-CEO de Google: «No alcanzaremos los objetivos climáticos, hay que apostar por la IA para que resuelva el problema»
El vertiginoso avance de la Inteligencia Artificial, imparable al parecer, ha desencadenado una carrera por desarrollar infraestructuras tecnológicas cada vez más potentes. Sin embargo, esta revolución digital plantea un interrogante crucial: ¿podemos conciliar el progreso tecnológico con la sostenibilidad ambiental? El Ex CEO de Google Eric Schmidt lanza un mensaje complicado y revelador, ya que asegura, a groso modo, que no seremos capaces de terminar con el cambio climático y que deberíamos potenciar la IA para que ella lo resuelva.
Eric Schmidt, figura destacada en el mundo de la tecnología, ha encendido el debate al afirmar que la demanda energética de la IA superará cualquier medida de eficiencia energética que se implemente. Según Schmidt, la IA es una fuerza tan disruptiva que eclipsará cualquier objetivo climático establecido, y que por ello, no hay que limitarla, sino potenciarla. ¿Lleva razón realmente?
Eric Schmidt asegura que el ser humano no alcanzará los objetivos climáticos y que hay que apostar por la IA, en primer lugar, no limitándola
La construcción y operación de centros de datos, los "cerebros" de la IA, consumen cantidades ingentes de energía como bien sabemos. Esta demanda energética, impulsada por la creciente sofisticación de los modelos de IA, ha generado una preocupación cada vez mayor por el impacto ambiental de esta tecnología. De hecho, en ciertas partes del mundo, donde los servidores están cerca de poblaciones, hay casos de problemas de salud por el alto ruido que generan para disipar el calor del hardware.
La industria tecnológica ha respondido a estas preocupaciones explorando soluciones como la optimización de algoritmos, el uso de energías renovables y el diseño de centros de datos más eficientes. No obstante, Schmidt sostiene que estas medidas, por ambiciosas que sean, resultarán insuficientes ante el apetito energético de la IA.
¿Puede la IA dar con la solución de manera que todos los países estén de acuerdo y puedan cumplir con los objetivos?
La afirmación de Schmidt de que "no vamos a alcanzar los objetivos climáticos porque no estamos organizados para hacerlo" ha sido especialmente controvertida. Si bien es cierto que la transición hacia una economía baja en carbono enfrenta desafíos muy grandes, descartar por completo la posibilidad de alcanzar estos objetivos parece prematuro, aunque el ser humano se está esforzando en darle la razón al ex-CEO de Google.
La creciente dependencia de los combustibles fósiles para alimentar los centros de datos plantea un riesgo adicional y ni hablemos de la energía nuclear y sus residuos. Esta tendencia podría socavar los esfuerzos globales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y limitar el calentamiento global.
El auge de la IA ha puesto de manifiesto la necesidad de conciliar el progreso tecnológico con la sostenibilidad ambiental. La visión pesimista de Schmidt plantea un desafío urgente: ¿cómo podemos aprovechar el potencial de la IA sin comprometer nuestro futuro planetario debido al cambio climático?
La respuesta a esta pregunta requerirá una colaboración estrecha entre científicos, ingenieros, políticos y la sociedad en su conjunto, donde la IA pueda responder con el poder del cómputo de los mejores centros de datos, a las preguntas que le soliciten. Quizás, después de todo, Schmidt lleve algo de razón en lo que dice y haya que apostar por la IA para parar dicho cambio climático ante nuestra ineptitud como especie y nuestra nula capacidad de ponernos de acuerdo en un tema clave.