Intel podría vender su fundición IFS tras tocar las acciones el nivel más bajo desde 2013, ¿se acabó el sueño de competir con TSMC?
Intel está evaluando diversas opciones estratégicas, entre ellas la posible separación de sus divisiones de diseño y fabricación de productos, así como la reconsideración de ciertos proyectos de expansión en sus fábricas, según fuentes que prefirieron mantener el anonimato debido a la naturaleza privada de las discusiones. Morgan Stanley y Goldman Sachs Group Inc., socios financieros de larga data de Intel, están proporcionando asesoría sobre las alternativas disponibles, que podrían incluir fusiones y adquisiciones. Las conversaciones se han intensificado tras un informe financiero desalentador que llevó a las acciones de Intel a su nivel más bajo desde 2013. Por ello se rumorea que Intel podría vender la fundición de chips denominada como IFS.
Se espera que las posibles opciones se presenten ante la junta directiva en una reunión programada para septiembre, pero aún no se vislumbran decisiones inminentes, ya que las discusiones están en etapas preliminares. Intel ha mantenido silencio sobre estas deliberaciones, mientras que Morgan Stanley y Goldman Sachs no han emitido comentarios.
Intel podría tener que vender su fundición IFS si sus planes de recortes no funcionan
La situación no es límite, pero la compañía sin duda está en crisis, la mayor de toda su existencia, y las alternativas para salir de ella no son sencillas. Una opción radical sería la venta o separación de la división de fundición, que se dedica a fabricar chips para clientes externos.
Esta sería una desviación significativa de la visión de Pat Gelsinger, quien consideraba esta división crucial para revitalizar la competitividad de Intel frente a gigantes como TSMC. Sin embargo, es más probable que la compañía opte por medidas menos extremas, como la postergación de algunos proyectos de expansión, como, por ejemplo, la FAB de chips en Europa, concretamente, en Alemania, algo que ya pusimos encima de la mesa.
Intel ya ha asegurado financiamiento para varios de estos proyectos a través de acuerdos con Brookfield Infrastructure Partners y Apollo Global Management, pero… Puede no ser suficiente.
Las previsiones no son buenas en el futuro más próximo, el éxito de sus arquitecturas y procesadores es clave
Gelsinger enfrenta una creciente presión para revertir el rumbo de la empresa. Desde que asumió el liderazgo en 2021, prometió devolver a Intel su ventaja tecnológica, pero la empresa ha seguido enfrentando desafíos, con una caída significativa en ventas y una pérdida neta de $1.610 millones en el último trimestre. Lo peor quizás está por venir, ya que los analistas prevén más pérdidas en el próximo año.
Bajo su dirección, Intel ha intentado expandir su red de FABs, una estrategia que se ha vuelto costosa en un contexto de disminución de ingresos. Como parte de un ajuste, la compañía anunció recientemente un plan de reducción de plantilla que afectará a unos 15.000 empleados y recortes en su gasto de capital, además de la suspensión del dividendo, una medida que subraya la gravedad de la situación.
El panorama se complicó aún más con la renuncia de Lip-Bu Tan como vimos a principios de semana, un director con amplia experiencia en la industria de semiconductores, quien fue clave en los esfuerzos de recuperación de Intel. Su partida deja a la junta directiva sin una voz experta en un momento crítico para la compañía.
El ambicioso plan de Gelsinger para reorganizar Intel en dos unidades (una centrada en el diseño de chips en general y otra en su fabricación) buscaba que esta última división pudiera atraer clientes externos. Sin embargo, la dependencia actual de Intel en sus propias fábricas ha limitado este potencial, reflejado en las pérdidas operativas de $2.800 millones reportadas en el último trimestre, lo que sugiere que el año podría cerrar peor de lo previsto, y eso es mucho decir.