Tensión entre EE.UU. y Arabia Saudí: Biden obliga a Aramco a vender las acciones de la startup de Sam Altman para fabricar chips de IA

La tensión se palpa en el ambiente en un momento donde Oriente Medio está que arde por lo que está pasando entre China y EE.UU., sin olvidar la guerra de Israel y Hamás. Ahora sabemos que Biden ha dado orden a Aramco, de origen Saudí, de vender todas las acciones que tenía a modo de inversión en la empresa de Sam Altman, Rain Neuromorphics y su rama de IA, la cual estaba dentro del Proyecto Tigris. El objetivo era competir con NVIDIA para crear chips de IA más rápidos, eficientes y baratos, lo cual sigue vigente, pero la Casa Blanca no permitirá inversiones extranjeras de enemigos de EE.UU. en sus empresas emergentes, y menos de Arabia Saudí para chips de IA.

La historia es compleja, y no, no es de hoy como tal, aunque la noticia haya saltado hace pocas horas. La noticia tiene casi un año, solo que era privada, así que tenemos que recapitular, como suele ser habitual, en orden cronológico para entenderlo todo mejor, así que vamos a ello.

Sam Altman, su startup Rain Neromorphics, su rama de AI, la financiación, Aramco, Arabia Saudí y EE.UU.

Sam-Altman-Senado-EE.UU

Como decíamos, la historia se remonta en secreto a hace casi un año. En aquel momento el renacido CEO de OpenAI, propietaria de ChatGPT, creó una nueva rama de su startup Rain Neuromorphics conocida coloquialmente como Rain AI, algo que todavía no tenía nombre como tal, pero sí un objetivo: no depender de NVIDIA para los chips de IA.

Para competir con la quinta empresa más valiosa del mundo hace falta dinero, una cantidad inmensa y ridícula de dinero, ¿y qué hizo Altman? Ir a donde hay dinero y no hay crisis: Oriente Medio. Para ello se reunió con varias firmas de inversión, entre ellas Prosperity7, un fondo de capital de riesgo de mil millones de dólares propiedad de Aramco Ventures, que por ejemplo, patrocina al equipo Aston Martin de F1 donde pilota Fernando Alonso.

Prosperity7 recaudó 25 millones de dólares para Rain AI en 2022, y Altman siguió dando la vuelta al mundo mientras daba conferencias de IA, haciendo negocios de por medio. Pues bien, hace dos semanas conocimos el Proyecto Tigris, el cual desgranamos en un artículo, y que fue uno de los motivos del despido de Altman de OpenAI, aunque luego lo readmitieron.

El CFIUS estadounidense entra en escena

CFIUS-EE.UU.

Todo se llevó en silencio hasta que la destitución de Altman dinamitó y precipitó todo. El CFIUS, el Comité de Inversión Extranjera de Estados Unidos tuvo que actuar y adelantar los movimientos, el primero de ellos sin duda el más importante: bloquear la posibilidad de que el capital extranjero comprase parte de la startup de Altman a modo de inversión encubierta.

Por ello, el primero en caer ha sido Aramco mediante Prosperity7, ya que el CFIUS ha obligado por orden de Biden la venta de las acciones en Rain AI. Dio instrucciones claras al fondo saudí para deshacer el acuerdo firmado, recuperar su dinero, y salir de Rain AI de forma un poco brusca.

El problema es que la orden se dio hace meses, la destitución de Altman ha implicado una celeridad y unas formas que no han gustado a Aramco y Arabia Saudí. Ninguna de las partes ha querido hacer declaraciones, pero el CFIUS ha comentado en petit comité que está "comprometido a tomar todas las acciones necesarias dentro de su autoridad para salvaguardar la seguridad nacional de Estados Unidos".

El problema de fondo

Prosperity7-Aramco

No habría mayor problema hace unos años en que Aramco entrase con su capital en el accionariado de una startup si no fuese porque las relaciones no están en su mejor momento entre EE.UU. y Arabia Saudí, y menos con la IA de fondo. ¿Qué tienen de relación estos tres? Pues, una vez más, China.

Arabia Saudita y China están haciendo muy buenas migas. De hecho, firmaron un acuerdo de intercambio de moneda local por un valor de 7 mil millones de dólares, y Aramco ha invertido miles de millones en el sector energético chino. Por eso, en las restricciones y bloqueos de los chips de IA aparecía el nombre del país árabe, puesto que EE.UU. está jugando al típico juego de "o estás conmigo, o estás contra mi", y Arabia Saudí ya eligió en su momento.

Por lo tanto, el dinero desde dicho país, como el chino, no es bienvenido, y mucho menos para una startup que tiene un futuro increíble por lo que vimos en el proyecto Tigris. Debido a esto, el viaje de Altman a Oriente Medio no era para cerrar acuerdos como especulamos, era para romperlos definitivamente ante lo que vivió OpenAI, que hizo temblar a Rain AI por otro lado.

Lo que parece evidente es que EE.UU. solo va a dejar competir a Europa, Japón y Corea del Sur con sus empresas, y tampoco se lo va a poner fácil. NVIDIA, entre tanto, sigue apretando el acelerador aprovechando la coyuntura, el tiempo corre a su favor y en 5 meses deberíamos tener los primeros datos del R100 con arquitectura Rubin, la GPU que descubrirá algo nuevo al mundo.