EE.UU. acaba con «Made in China 2025»: «Les han enviado 10 años atrás»

Lo venimos hablando desde hace más de un año, y es que EE.UU. lleva desde la época de Donald Trump atizando a diestro y siniestro a China, su principal competidor en la hegemonía mundial, tanto a nivel tecnológico como militar. El plan de los de Xi Jinping pasaba por un programa denominado Made in China 2025, donde se pretendía tener la independencia total de semiconductores y de tecnología de cualquier parte del mundo y... Lo han conseguido, aunque no de la manera que China quería.

El cierre periférico de China tras el COVID ha hecho que más de un continente no los vea como un país fiable. Para Xi Jinping lo primero era la seguridad de sus ciudadanos, que usó como un arma de doble filo al culpar a EE.UU. de traer el virus a sus tierras. Esto hizo que China se blindase, rompiese la cadena de suministro y tras dos años de encierre el mundo dijo "basta". Ahora China va a pagar las consecuencias.

El temor de la cadena de suministro localizada, la desglobalización y la ruptura

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Como sabemos, la cadena de suministro se rompió, la demanda se lanzó de nuevo con niveles voraces y no había suficiente oferta. EE.UU. vio la oportunidad clara y se lanzó a por China a través de múltiples bloqueos comerciales, primero a Huawei, ZTE y otras empresas, por lo que a raíz de ahí quedaban los gigantes y la industria.

Alibaba ha conseguido sobrevivir, como Tencent, pero están seriamente tocadas por no poder hacerse con la tecnología yanke, y en semiconductores ya hemos visto lo que ha pasado y está pasando como tal. ¿A dónde nos lleva esto realmente? Pues según Wei Shaojun, profesor de la Universidad de Tsinghua y vicepresidente de la Asociación de la Industria de Semiconductores de China, su país ha vuelto atrás al menos 10 años, y esto va a tener consecuencias muy duras que van a cambiarlo todo.

El acuerdo de Rusia y China da como resultado el adiós al "Made in China 2025"

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Tres pasos atrás, eso es lo que ha conseguido EE.UU., un tiempo que tiene que ser aprovechado para lograr la hegemonía en chips y tecnología de la mano de Europa. China y Rusia se han visto forzadas a aliarse para poder hacer frente al bloque occidental, pero desde el país de Xi Jinping no lo ven claro.

Y es que Shaojun afirma que el plan de Made in China 2025 a día de hoy no existe y se ha roto por completo. China está reestructurándose con varios problemas adyacentes. El primero es su necesidad de inversión en chips para recuperar el vuelo, pero los datos económicos no van bien realmente. La inflación llegó al 2,2% y solo bajará al 1,9% en 2024, la deuda va creciendo rápidamente y ya casi alcanza el 80%, aunque se dice que ya supera el 100% real, pèro el instituto de Finanzas Internacionales va incluso más allá.

Según dicho Instituto, el stock total de deuda corporativa de China para los hogares y del Gobierno en la nación excede hoy el 303% del producto interno bruto, y representa alrededor del 15% de toda la deuda mundial. Los dos años de cierre de China se están cobrando un precio muy alto. ¿Y qué pasará en chips? Pues que el gobierno no va a competir con EE.UU., ha perdido la batalla y se centrará en crear patentes que aporten valor futuro para sus tecnologías más avanzadas. Tal es así que China está abriendo la puerta a EE.UU. para intentar suavizar el golpe en una reunión entre Blinken y Qin, a través de la guerra de Ucrania (China debe de dejar de apoyar a Rusia para que EE.UU. rebaje los bloqueos).

Además, se espera que EE.UU. termine por cortar el grifo de las GPU y productos vinculados a la IA en algún momento de este año. Por lo tanto, el sueño de China se ha volatilizado, la supremacía tecnológica es imposible y solo tiene un compañero fuerte en lo militar, pero pobre en lo tecnológico. ¿La siguiente jugada? Intentar copar la máxima pertenencia de oro en sus arcas y potenciar junto con los Brics el Yuan digital para desbancar al dólar y al Euro. Eso sin olvidar que TSMC está en el horizonte, y si atacan la isla y consiguen hacerse con el gigante de los chips volverían a hacerse con un dominio que EE.UU. tendría que combatir y replicar con Intel, los cuales cada vez están más cerca.