Logran que la iGPU de los Ryzen 7000 suba a 3,1 GHz, un 42% más de rendimiento
Una de las partes de la cual no se está hablando dentro de lo que están siendo los Ryzen 7000 es su iGPU. Es cierto que es meramente testimonial para aportar vídeo y poco más, que es el primer intento de AMD de tener una CPU tan completa como son las de Intel, pero... ¿Qué pasa si le hacemos overclock a esta GPU bajo RDNA 2? Pues que lo que podremos obtener realmente sorprende, ya que el overclocker Skatterbencher ha conseguido nada menos que aumentar su rendimiento un 42% llevándola hasta los 3,1 GHz. ¿Es suficiente para gaming?
Con solo dos CU es realmente complejo jugar, por no decir imposible, ni a títulos muy poco exigentes. El objetivo de AMD era incluir un controlador de pantalla que sentase las bases en el hardware para que nuevas arquitecturas hiciesen despegar la competición por las iGPU con su máximo rival. ¿Hacerle overclock nos muestra el camino que veremos en ese futuro? En parte sí.
El overclock a la iGPU de un Ryzen 7000 sorprende y para bien
Partiendo de la base de que esta iGPU a 1080p y en settings medios o bajos apenas logra empujar los juegos sobre los 20 FPS, era de esperar que pasase prácticamente desapercibida tras sus correspondientes análisis. Sus dos CU a 2.200 MHz son insuficientes para el mínimo exigible, pero... ¿Y si le subimos 900 MHz? Pues que todo cambia un poco a mejor. Por ello, Skaterbencher de la mano de Precision Boost Overdrive y GFX Curve Optimizer se puso manos a la obra para lograr subir el voltaje de esta iGPU de su Ryzen 7000 y probar el overclock de la misma.
El voltaje apenas llega a 1 voltio de serie, la frecuencia supera los 2 GHz y la memoria corre a 2,4 GHz de stock. Por ello y con overclock manual a esta iGPU de los Ryzen 7000 logró una cifra bastante importante de 2.949 MHz en su primer intento, para lo cual tuvo que subir el voltaje un 20% hasta los 1,2V.
El consumo de esta y del SoC pasó de 38,5 vatios a 63,5 vatios, es decir, casi un 65% de aumento que se vio impulsado también por un clock de 3,2 GHz en la VRAM.
El ajuste de la curva de frecuencia y voltaje hizo el resto
Y así fue como pudo escalar los 150 MHz restantes hasta conseguir los 3,1 GHz finales, eso sí, con 1,395 voltios, lo que es casi un 40% de aumento en este apartado. Lo que en principio no tiene sentido es que aumentando el voltaje un 20% más con respecto al anterior overclock el consumo baje, para ser preciosos, 2,8 vatios hasta tocar los 60,7W en total.
Visto esto, ¿qué se ha conseguido en cuanto a rendimiento? Pues teniendo en cuenta que el aumento de frecuencias para los CU ha sido de un 41% y de un 33,3% para la VRAM, la mejora en performance es dispar, como era de esperar, pero se han registrado una mejora de hasta un 41,67%, concretamente en Tomb Raider.
En el resto de pruebas las mejoras rondan una subida media de un 30% aproximadamente con algunas puntuaciones concretas que apenas han despegado. Igualmente, en juegos y salvando CS:GO, la iGPU sigue sin poder mover títulos como FFXV o el nombrado Tomb Raider, simplemente le falta músculo. Lo mostrado, no obstante, evidencia que hay margen de mejora en frecuencias y que esta iGPU está muy capada buscando el rendimiento mínimo y justo para no ser un problema en temperaturas y consumo en referente a los núcleos de la CPU.
Como esto mejorará para los próximos procesadores, es posible que veamos más CU en sus variantes, sobre todo de portátil, que tendrán que prescindir de tanta potencia en Cores para apostar un poco más por la gráfica integrada, como, por ejemplo, las APU Dragon Range.