La fabricación de chips en EE.UU se dispara: «Nunca se ha visto un Tsunami como este»
La guerra tecnológica por el dominio de los chips está teniendo nuevos datos a tratar, ya que se comienza a hablar de descontrol del gasto en un periodo que va a ser más que duro a nivel mundial. EE.UU. no está bajando el pie del acelerador en contra de lo que está pasando en China y Taiwán, se habla de nuevos datos de gastos, de una cantidad de empresas impresionante y de financiación que parece no tener fin. ¿Por qué EE.UU. sigue adelante con la fabricación de chips en un momento de recesión?
La administración Biden lo tiene claro: hay que ganar la guerra por los chips. Estados Unidos parte con mucha desventaja, donde solo Intel y Micron podían competir al más alto nivel. La estrategia es simple: "ven a fabricar en mi país y te obsequio con lo que necesites". Les está funcionando, pero a un precio que no se había visto en cuanto a inversión desde la segunda guerra mundial y el armamento.
La fabricación de chips en EE.UU. y el gasto
Un nuevo informe desde NYT afirma que en todo el país más de 35 empresas se han comprometido a aportar casi 200.000 millones de dólares para todo lo relacionado con chips, una cifra inmensa que no para ahí, ya que a esto hay que sumarle las aportaciones del gobierno a modo de fondos estatales que tantas veces hemos tratado y que ascienden, solo de forma directa, a 76.000 millones.
Hay 16 estados involucrados, se van a abrir la friolera de 23 nuevas fábricas de chips, sin contar los planes de expansión, porque entonces los números son otros, mucho más altos, igual que los plazos. Algo mastodóntico que incluye hasta fondos para energía limpia y sostenible. La empresa va hasta el punto de que es ya la inversión más grande en EE.UU. de toda la historia, superando al gasto en infraestructura militar de la segunda guerra mundial.
Daniel Armbrust, exdirector ejecutivo de Sematech, un consorcio de chips ahora extinto formado en 1987 con el Departamento de Defensa y financiamiento de compañías miembros de por aquel entonces afirma que "nunca había visto un tsunami como este". Un buen calificativo para la locura que está perpetrando EE.UU. actualmente.
La independencia tecnológica en chips que garantizará el suministro militar
Al final todo se resume en poder y dinero. EE.UU. ve una guerra más o menos inminente, ve que China se puede lanzar a por Taiwán, enfrenta a Rusia en la distancia y por todo ello, más la desglobalización pertinente, insta a empresas propias y externas a acelerar todos los procesos pese a la recesión que va a sufrir el país en 2023 y 2024, crisis en otras partes del mundo directamente, posiblemente también en China.
Se quiere ganar tiempo al tiempo, se busca la independencia tecnológica, la llamada autosuficiencia de los chips, pero muchos como el profesor Chris Miller, de la Facultad de Derecho y Diplomacia Fletcher de la Universidad de Tufts, y autor de un libro reciente sobre las batallas de la industria de los chips, afirman que eso no será posible, no tendrán éxito.
El gasto tiene un límite y ese límite parece ser la tasa de fabricación mundial y el porcentaje que EE.UU. pueda conseguir en ella, de ahí el factor tiempo vistos los problemas de sus rivales tecnológicos. TSMC, como líder de la industria, y Taiwán, como país puntero en esto, solo están contentando a su socio a cambio de protección. La FAB de Phoenix (Arizona) fabricará este 2023 chips a 5 nm y en 2024 pasarán a 4 nm, pero para ese entonces, en Taiwán, TSMC estará ya casi lista para sus 2 nm, los cuales podrían llegar en 2025.
Fábricas y producción sí... Pero sin lo más puntero en chips
Es decir, las empresas y sus gobiernos locales no se lo pondrán fácil a EE.UU., no quieren traer su tecnología más avanzada a las fronteras americanas, pero ¿realmente lo pretende la administración Biden? Parece que el objetivo puede ir por otros derroteros, como es darle tiempo a Intel y Micron para que vuelvan a coger el pulso que han perdido en los últimos 5 años, al mismo tiempo que asegura producción adyacente con Samsung, TSMC o GlobalFoundries, por ejemplo.
Al final lo que parece interesar es tener un equilibrio entre empresas nacionales y extranjeras, donde dado el caso nunca falte suministro de chips para su industria, armamentística sobre todo. Pero ¿y si las previsiones fallan? Para saber las consecuencias tendremos que esperar, al menos, a que hayamos consumido la primera mitad del año... Seguimos informando.