Las obleas a 10nm de Intel son ahora un 45% más económicas de producir

Además de revelar sus resultados financieros, y avisar de que se viene una escasez de CPUs de consumo, Intel también sacó pecho en su faceta de fundición, y es que después de muchos retrasos, se puede decir que los 10nm de la compañía han sido un éxito pese a que vayan a pasar 7 años desde el lanzamiento de la primera CPU de sobremesa a 14nm de la compañía (Broadwell; 2014) y el primer procesador de sobremesa a 10nm (Alder Lake-S).

10nm SuperFin de Intel

Uno de los mayores problemas al dar el salto a un nuevo proceso de fabricación son los elevados costes de desarrollo e implementación, y la baja tasa de rendimiento de la oblea. Intel lanzó su primera CPU de 10nm en 2019 con Ice Lake, pero no fue hasta el pasado año que alcanzó su proceso más avanzado, los 10nm SuperFin, estrenados con los procesadores Tiger Lake, y ahora conocemos que esta segunda generación del proceso de fabricación conlleva una reducción de costes del 45% y todo ello con un mayor rendimiento que sus ya odiados 14nm.

Será a finales de año, con el lanzamiento de los procesadores Intel Alder Lake-S y Alder Lake-P cuando la compañía diga finalmente adiós a su proceso de fabricación de 14nm. Respecto a los 10nm SF, nos acompañará hasta el año 2023 como mínimo, que es cuando se espera que Intel ya ofrezca procesadores a 7nm.

"Somos pragmáticos con el trabajo que tenemos por delante, pero confiamos plenamente en nuestro futuro. En el marco de IDM 2.0, nuestra red de fábricas sigue dando resultados y ahora fabricamos más obleas de 10 nanómetros que de 14 nanómetros", dijo Pat Gelsinger, CEO de Intel.

"A medida que aumentan los volúmenes de 10 nanómetros, la economía está mejorando, con un coste de oblea de 10 nanómetros un 45 por ciento más bajo de un año a otro, y aún queda más por venir".

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