SpaceX finaliza con éxito el lanzamiento más difícil de su historia, aunque perdió el cohete central

En la madrugada de hoy, SpaceX realizó con éxito su lanzamiento más ambicioso y difícil hasta la fecha. Bajo el nombre de STP-2, se esconde una misión muy complicada, hasta el punto que la compañía tuvo que hacer uso de su cohete más potente, el Falcon Heavy, conformado por nada menos que tres cohetes Falcon 9 que llevaron al espacio nada menos que 24 satélites para el Pentágono, la NASA y otros clientes de índole pública y privada, que han sido desplegados en tres órbitas distintas.

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Por si no fuera suficiente, incluye el ya conocido reloj atómico de la NASA, un satélite de investigación de la Fuerza Aérea para conocer los efectos de la radiación solar, un prototípo de satélite de la NASA propulsado con combustible de base de nitrato de hidroxilamonio (nunca probado hasta la fecha y mucho más amigable con el medio ambiente), doce nanosatélites Oculus-ASR de diseñados para calibrar los telescopios de los observadores terrestres e incluso llevó las cenizas de 152 personas que querían 'descansar' en el espacio profundo. De estos restos se encargó Celestis, una compañía encargada de enviar las cenizas de los fallecidos al espacio subcontratando los cohetes. Para esta compañía, ya van 15 envíos de cenizas al espacio.

Pese a la complejidad del lanzamiento, con más de 3,7 toneladas de carga, el Falcon Heavy realizó con éxito su tercer lanzamiento, aunque no fue todo perfecto, ya que los cohetes laterales consiguieron aterrizar con éxito, mientras que el cohete central, que debería haber aterrizado en la plataforma marítima en el océano Atlántico, terminó estrellándose.

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