La sonda Juno revela algunas pistas sobre el misterioso interior de Júpiter
La sonda espacial Juno, de la NASA, ha revelado recientemente nuevos secretos acerca de las profundidades de Júpiter, su planeta de estudio objetivo. Esta nave de la agencia espacial estadounidense fue enviada al planeta más grande del Sistema Solar en el año 2011, y tras haber recorrido una distancia de unos 2.800 millones de kilómetros, la sonda consiguió llegar a Júpiter en 2016. Desde entonces, sus cámaras fotográficas nos han regalado increíbles imágenes de uno de los nuestros planetas vecinos más misterioso.
De este modo, gracias a las mediciones que ha realizado la sonda Juno, un equipo internacional de astrónomos ha conseguido averiguar que las corrientes atmosféricas de Júpiter no son sólo un fenómeno superficial, sino que tienen una profundidad de más de 3.000 kilómetros, lo que se traduce en un 5 por ciento del radio del planeta, y prácticamente la mitad del radio de la Tierra, que mide 6.370 kilómetros. No obstante, este no es el único descubrimiento, puesto que todos los hallazgos se han publicado en cuatro artículos distintos de la revista científica Nature, que nos permiten conocer un poco más a nuestro gaseoso vecino.
Una de las investigaciones se ha centrado en analizar la distribución de la masa y la gravedad en el interior de Júpiter, gracias a una ingeniosa técnica en la que se tiene en cuenta los diferentes cambios de frecuencia de ondas de radio emitidas por la sonda Juno, y que son consecuencia directa de la masa del planeta. Así, utilizando esta técnica, han descubierto que el campo gravitacional de Júpiter es asimétrico, por lo que no es igual en el norte que en el sur del cuerpo celeste. Al parecer, esta asimetría se debe a las diferencias en las velocidades de los vientos que experimenta del planeta, un viento que, como se ha mencionado antes, tienen una profundidad de 3.000 kilómetros, lo que provoca tal desplazamiento de gases que el campo gravitatorio de Júpiter se ve afectado directamente.
A tales profundidades, se ha demostrado que la presión atmosférica que existe es 100.000 veces mayor a la de la superficie de la Tierra. Es por ello que aparece otro de los descubrimientos más importantes, puesto que el interior de Júpiter es un fluido que se comporta como un objeto sólido, lo que es consecuencia de la profundidad y presión de los vientos superficiales, lo que a su vez fuerza al hidrógeno del planeta a rotar como una esfera compacta. Además, las nuevas imágenes de la sonda Juno han permitido apreciar que, curiosamente, todas las tormentas polares de Júpiter se organizan en patrones poligonales. Así, en el polo norte podemos ver ocho ciclones que rotan alrededor de otro ciclón central, mientras que en el polo sur encontramos cinco ciclones que danzan alrededor de otro central, unos fenómenos que se deben a la combinación de los movimientos generales de la atmósfera.
vía: ABC