La NASA pone a prueba su GPS Celestial, un posicionamiento mediante Rayos X

En un avance para la futura exploración del espacio profundo, la NASA ha demostrado con éxito la navegación con rayos X, una técnica que permitiría a las naves espaciales navegar en el espacio profundo sin instrucciones humanas. Este bautizado Sistema de Posicionamiento Global (GPS) celestial se basa principalmente en los púlsares y su emisión de radiación electromagnética, que pueden actuar como faros cósmicos.

Sin estos púlsares, las naves espaciales deben comunicarse con la Tierra regularmente para confirmar su posición en el espacio. Pero tal comunicación -a través de sistemas como Deep Space Network de la NASA, un grupo de antenas parabólicas gigantes- consume mucho tiempo, es una tecnología muy costosa y menos eficiente cuanto más lejos de la Tierra viaja una sonda.

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En noviembre de 2017, el Explorador de Composición del Interior de la Estrella de Neutrones (NICER) pasó un día y medio mirando un puñado de púlsares, que rápidamente hacen girar restos estelares que emiten rayos de poderosa radiación mientras giran. Al medir pequeños cambios en el tiempo de llegada de los pulsos, NICER podría localizar su ubicación dentro de un margen de error de 5 kilómetros. Esta información se dio a conocer el pasado 11 de enero en una reunión de la American Astronomical Society en National Harbor, Maryland.

Los púlsares son las sobras giratorias y ultradensas de las estrellas explotadas. Algunos emiten explosiones de radiación tan a menudo como cada pocas milésimas de segundo. Durante décadas, los ingenieros aeroespaciales han soñado con utilizar estas señales de repetición constante para la navegación, al igual que utilizan el tic-tac regular de los relojes atómicos en los satélites para GPS.

Los púlsares giran rápidamente mientras emiten potentes rayos de radiación.

En noviembre de 2016, China lanzó un satélite experimental de navegación pulsar, llamado XPNAV-1. Estudió el púlsar de Cangrejo, a 2.000 parsecs (6.500 años luz) de distancia en la constelación de Tauro, como una prueba inicial de si podía adherirse a las señales de rayos X.

Más tarde, NICER se instaló en la estación espacial en junio de 2017. Su trabajo principal es medir el tamaño de los púlsares para comprender mejor la materia ultradensa que los compone. El experimento de navegación de pulsar, conocido como el Explorador de Estación para la Tecnología de Sincronización y Navegación de Rayos X (SEXTANT), es una ventaja.

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NICER usó 52 pequeños telescopios de rayos X para su estudio, pero un telescopio de este tipo probablemente podría hacer el trabajo, dijo Keith Gendreau, astrofísico de la NASA. El instrumento puede pesar tan poco como 5 kilogramos, por lo que es relativamente económico agregarlo a las misiones espaciales, donde más masa significa más dinero para ponerlo en órbita. El equipo planea repetir el experimento en los próximos meses, con la esperanza de reducir el margen de error a un kilómetro o menos.

Gendreau señala que el famoso 'disco de oro' a bordo de la nave espacial Voyager de la NASA lleva un mapa que señala la ubicación del Sistema Solar en relación con 14 púlsares. Si una civilización alienígena alguna vez encuentra el registro, podría usarlo para ubicar la Tierra. "Cuando era niño, escuché a Carl Sagan hablar sobre el disco de oro", dice Gendreau. "Y ahora lo estamos haciendo".

vía: Nature

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