Review: MSI Nightblade Mi3
MSI Nightblade Mi3 - Exterior
Una vez desembalamos el MSI Nightblade Mi3, nos encontramos ante una robusta caja de 128 x 342 x 268 mm (alto, profundo, ancho) que ofrece un peso de 6.4 KG, siendo bastante elevado para su cubicaje. Mantiene la estética de la generación previa con algunas novedades estéticas, aunque como no podía ser de otra forma combina el negro y rojo marca y seña de la familia Gaming de MSI.
En el frontal, encontramos una unidad óptica en el margen izquierdo y dos tiras LEDs RGB que podremos configurar por software. Además del logotipo de MSI Gaming en relieve, ofrece en el margen inferior una salida de video HDMI en una cómoda posición para conectar unas gafas de realidad virtual.
Mientras que el lateral izquierdo queda completamente cerrado, el derecho está agujereado para mejorar la ventilación de la tarjeta gráfica que podemos entrever. Encontramos además en el margen frontal dos puertos USB 3.1 Gen.1 Type-A y Type-C, a los que se suman los dos conectores jacks para cascos/micrófono y el botón de encendido.
Giramos de nuevo la torre para ver como en el margen inferior encontramos la conectividad de la placa base, la GPU y una fuente de alimentación compacta en el margen inferior. Mientras que la tarjeta gráficas nos ofrecen 2 salidas de video DisplayPort, una HDMI y una DVID-D, la placa base ofrece:
- 5 x jack 3.5 mm (Audio 7.1)
- S/PDIF
- 4 x USB 3.0
- RJ-45 (Qualcomm QCA8171 Gigabit Ethernet)
- Salidas de video HDMI y DisplayPort
- 2 x USB 2.0
- Puerto combo PS/2
Lógicamente debemos usar las salidas de video de la tarjeta gráfica dedicada, por lo que la HDMI de la placa base es innecesaria. Sin embargo, nos encontramos con un conector HDMI adicional marcado como VR Link, el cual hace de puente hacia el frontal.
En la zona inferior vemos como el chasis queda apoyado sobre
4 pequeñas patas de goma para evitar transferir
vibraciones a la mesa.
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