Review: Para jugar, ¿Windows 10 o Windows 8.1?
Con este articulo/review queremos responder a una de las preguntas más realizadas desde el pasado 29 de julio, fecha en la que Microsoft lanzó su nuevo sistema operativo Windows 10. Esta no es otra que para jugar, ¿Windows 10 o Windows 8.1?
Para darle respuesta a esta interesante pregunta, hemos pasado nuestra habitual batería de pruebas en juegos con una resolución Full HD y 4K y hemos comparado los resultados tanto de forma total como porcentual. Además, hemos marcado en color verde los que tienen una mejora de rendimiento de al menos un 5% y en rojo los que empeoran en la misma medida.
Antes de comenzar, citar el equipo de pruebas usado:
- Bench table Banchetto 101
- Placa Base ASRock Fatal1ty Z97X Killer
- Procesador Intel Core i7-4770K
- Disipador Thermaltake NiC C5
- Memorias Corsair Vengeance Pro 2133 MHz
- Tarjeta Gráfica XFX Radeon R9 390X
- Fuente de alimentación Corsair GS 800
- SSD Corsair LX 512 GB
- Sistema Operativo Windows 8.1 (64 bits)
- Driver AMD Catalyst 15.7 WHQL (Windows 8.1)
- Sistema Operativo Windows 10 (64 bits)
- Driver AMD Catalyst 15.7.1 WHQL (Windows 10)
Veamos en primer lugar que ocurre con los benchmarks:
Los resultados evidencian una mejora insignificante con el nuevo sistema operativo, algo que esperamos que no se traduzca en juegos.
Veamos a continuación los resultados obtenidos en Full HD y filtros en nivel Ultra:
Como podemos comprobar, 5 títulos han mejorado su rendimiento y 5 títulos lo han empeorado, mientras que 7 permanecen inalterados. Debemos añadir que otros como Civilization Beyond Earth, Call of Duty: Advanced Warfare, Sniper Elite III o Total War Rome no son compatibles con Windows 10 y ni siquiera hemos podido tomar referencias (4 incompatibles).
A continuación podemos ver la tabla equivalente pero con resoluciones 4K:
En este caso, son 2 juegos los que mejoran ligeramente y un total de 7 los que empeoran su rendimiento, más los que igualmente ni siquiera arrancan.
Añadiremos a continuación una comparativa centrada en el rendimiento del procesador y las memorias:
En este caso, podemos comprobar como mejoran ligeramente las tasas de transferencia de datos de la memoria, pero sin embargo el rendimiento del procesador merma en mayor medida.
En definitiva, el rendimiento de Windows 10 en juegos deja bastante que desear, pues entre el número de títulos incompatibles (de momento) y los que empeoran su rendimiento, no se compensa los pocos que si mejoran, excepto si solo jugamos a ellos.
Ojalá las desarrolladoras se tomaran el serio noticias como esta y lancen actualizaciones para sus juegos haciéndolos más compatibles con Windows 10 y que por lo menos no tengamos situaciones en las que no arrancan o ven su rendimiento mermado.
Para terminar añadir, antes de que nadie pregunte o increpe, que solo hemos realizado la prueba con una gráfica AMD porque es la única que tenemos disponible en este momento. Si conseguimos de nuevo alguna gráfica Nvidia con la que comparar los datos también lo haremos para ver si del lado verde la cosa cambia.
Una cosa queda clara, tendremos que esperar a que lleguen los primeros juegos desarrollados de forma nativa bajo la API DirectX 12 para aprovechar el prometido rendimiento oculto de Windows 10.