Review: Razer Deathadder Chroma
Razer Deathadder Chroma
Una vez extraemos el Razer Deathadder Chroma nos encontramos ante un ratón con un diseño sobrio y bastante simétrico a primera vista, pero nada más lejos de la realidad, pues se adapta ergonómicamente a manos diestras. La superficie es de plástico rugoso, mientras que los laterales son engomados para un mejor agarre.
Con unas dimensiones de 127 x 70 x 44 mm (largo, ancho, alto) y un peso de 105 gramos, queda dentro de la media en ambos aspectos y reparte su peso hacia el culo.
Mientras que el lateral diestro no cuenta con botón alguno, en el izquierdo encontramos los ya habituales de retroceso y avance (por defecto).
Los dos botones principales tienen cierta ondulación para adaptarse mejor a la forma del dedo. Entre ambos, la rueda ofrece un giro marcado y muy gomoso, pues el acabado de esta es de dicho material. Se hecha quizás en falta un botón para cambiar de modo DPI ya típico en la mayoría de los ratones gaming, pero en este modelo Razer apuesta por la sencillez.
La base del Razer Deathadder Chroma dispone de 3 deslizadores de teflón de tamaño pequeño en la zona delantera y más amplio en la trasera. En el centro, encontramos el sensor óptico 4G de 10.000 DPIs, una autentica burrada incluso para los que buscan las mayores velocidades de movimientos. Eso sí, consigue rastrear nuestros movimientos en velocidades de hasta 200 pulgadas/segundo y aceleraciones de hasta 50G.
Tras un cable mallado de 2 metros encontramos el conector USB 2.0 dorado, todo ello con un Polling Rate de 1000 Hz y un tiempo de respuesta de 1 ms.