Radeon R7 260X con FX-6300 y Core i7-3770K a prueba
Digital Foundry nos muestra al detalle la potencia de la gráfica AMD Radeon R7 260X, la cual hace uso de una GPU Bonaire con 896 Stream Processors acompañada de 1 GB de memoria GDDR5 unida a una interfaz de 128 bits, la que podemos decir que se trata de la gráfica de partida para ofrecer una experiencia gaming por su rango de precio (119 - 139 euros).
Para ir abriendo boca, vemos sometida a la Radeon R7 260X al título Battlefield 4 configurado en una calidad alta con V-Sync activado en tres resoluciones: 720p, 900p y 1080p. Podemos ver como tanto en 720p como 900p la gráfica se comporta verdaderamente bien, viendo como los 60 FPS están muy marcados, mientras que, a 1080p, esa media está en torno a los 48 FPS, los cuales se muestran muy inestables en momentos clave (explosiones, fuego, personajes en pantalla), pero aún así, el título es plenamente jugable a dicha resolución con esta modesta gráfica.
El siguiente vídeo es un peso pesado (aunque por su mala optimización), hablamos del Crysis 3, donde la Radeon R7 260X tuvo que lidiar con una resolución 1080p (Full HD) a una calidad gráfica media y alta viendo como en una calidad media arroja una media de 44 FPS, frente a unos 34 FPS para la calidad alta, dependiendo de las zonas, estos FPS pueden caer en picado o incluso, alcanzar los 60 FPS. En ambas calidades el título es plenamente jugable, pero bajo una configuración alta, podríamos ver pequeñas ralentizaciones en momentos clave.
Ahora nos encontramos algo que siempre me gusta ver, la misma gráfica pero con distinta CPU, en este caso la Radeon R76 260X ejecuta el título Batteflied 4 a una calidad alta con una resolución 900p, pudiendo comparar los FPS obtenidos con la utilización de un procesador AMD FX-6300 (95.95 euros) y un Intel Core i7-3770K (269 euros). Siempre se comenta por el foro a la hora de un presupuesto, que quien manda en los juegos es la gráfica, pero si el presupuesto lo permite, siempre la mejor opción será Intel, pero para presupuestos ajustados, el gasto que conlleva una CPU Intel se podría invertir en una mejor GPU y obtener así un equipo gaming más potente, aquí pudiendo ver una prueba en vídeo.
Podemos ver como prácticamente en la totalidad del juego, ambas CPUs arrojan practicamente la misma tasa de imágenes por segundo (FPS), menos en las grandes explosiones, donde la opción de AMD llega a caer en hasta 10 FPS respecto a su rival, pero claro, también hay que ver la importante diferencia de precio entre ambas CPUs.
Por último, vemos comparada la Radeon R7 260X con las consolas de sobremesa PlayStation 4 y Xbox One, viendo como la optimización brilla y tanto la gráfica como las consolas arrojan un gran rendimiento, siendo la menos favorecida en este sentido la Xbox One, la cual presenta mayores caídas/fluctuaciones en sus FPS (Battlefield 4).
En el Need for Speed Rivals poco podemos comparar, ya que se trata de un título de consola portado para PC y limitado a 30 FPS. En el Call of Duty Ghost vemos como las consolas se ríen de la Radeon R7 260X, lo que demuestra la desastrosa optimización de la desarrolladora por la plataforma gaming por excelencia. Por último, en el Assassin's Creed 4, nos encontramos con la misma situación que en el Need for Speed, un port limitado a 30 FPS.