AMD nos recuerda el pasado de sus APUs
Hasta hace muy poquito tiempo, era impensable que en el mundo de la informática los gráficos se incorporasen dentro del mismo encapsulado donde se encuentra microprocesador, lo que ahora conocemos como gráficos integrados o APU (Accelerated processing unit) en el caso de AMD. Lo que podemos traducir como Unidad de Procesamiento Acelerado o Unidad de Cómputo Acelerado, no es más que la combinación de una CPU multinúcleo con una GPU mediante un bus de interconexión de alta velocidad que permite transferir información a mayores velocidades. El término APU fue utilizado por primera vez en un contexto público en el año 2006.
La primera de estas APUs, "Llano", salió a la venta por primera vez en 2011. Fueron fabricadas por Global Foundries a un proceso de fabricación de 32 nm y fueron orientadas a sustituir el mercado de los Athlon II. Llegaron para ofrecer en el mismo encapsulado hasta cuatro núcleos x86-x64, una controladora PCIe 2.0 y una controladora DDR3-1600 MHz Dual Channel, además de 1 MB de caché L2 por núcleo, pero sin caché L3. De este encapsulado, un 37% era ocupado por sus gráficos integrados, ya que la idea de AMD era potenciar el apartado gráfico (con todo lo que esto conlleva), y más teniendo en cuenta que en rendimiento de CPU AMD no podía competir con Intel.
En 2012, todo evoluciona. Intel a su ritmo con los gráficos Intel HD 3000 presentes en las CPUs Ivy Bridge, mientras que AMD presenta sus nuevas APUs "Trinity". Esta llegó con un aumento de rendimiento x86-x64 gracias a la utilización de la microaquitectura Bulldozer (la misma usada en las CPUs FX Series de primera generación) fabricado a 32 nm y apoyado de una nueva arquitectura gráfica, Northern Island, basada en las Radeon HD 6000 de gama media-baja, mejorando además notablemente en GPGPU con un consumo más reducido frente a "Evergreen" (Radeon HD 5000) en Llano.
En 2013 todo continúa igual. Intel consigue aumentar el rendimiento gráfico integrado con sus Intel HD 4000 alcanzando un 31% de ocupación gráfica de su encapsulado, mientras que AMD lanza sus APUs Richland, las cuales mantienen la densidad gráfica respecto a la anterior generación, síntoma que podría tratarse de un estancamiento si sólo nos guiamos por la densidad.
Richland trajo importantes innovaciones, tales como la utilización de la microaquitectura Piledriver, la evolución de Bulldozer. Esta arquitectura está presente en los actuales procesadores AMD FX para escritorio, mientras que los gráficos se basan en la GPU Cayman, la cual se usó de forma doble en la elaboración de la AMD Radeon HD 6990, por lo que también se encuentra basada en Northern Islands, pero en el tope de gama.
La adición de estas dos nuevas modificaciones consiguieron una mejora de en torno a un 15% respecto a Trinity, todo ello con el mismo consumo energético. Paralelamente, las APUs Richland soportan memorias DDR3 de hasta 2133 MHz, algo que ayuda a incrementar aún más su rendimiento frente a la anterior generación, además de soportar una mayor dosis de overclocking.
Intel por su lado no se ha quedado quieta, ya hemos podido ver sus gráficos Iris Pro 5200, los cuales ofrecen un rendimiento superior a Trinity. Sin embargo, en el mercado de PCs de sobremesa, Iris Pro no es un rival a batir por parte de AMD ya que se encuentra vigente en un procesador que saldría a la venta por más de 300 euros, mientras que por ese precio se puede montar un sistema al completo propulsado por el tope de gama de Richland.
Solo el tiempo dirá como seguirá evolucionando este nuevo mercado repleto de innovación y que se ha convertido en un filón de oro para AMD indiferentemente de la plataforma. Ya sea PC, dispositivos móviles como tablets y smartphones o las consolas, el gran pastel de AMD, recordando que tanto la Xbox One o PlayStation 4 están construidas en torno a una APU de AMD.